La reciente confesión de Lance Armstrong
en la televisión estadounidense no solo supone la constatación del
final de un mito sino que augura el pistoletazo de salida para demandas de patrocinadores, aseguradores e incluso compañeros de equipo y profesión.
La primera en dar un paso al frente ha sido de la compañía de seguros
SCA Promotions, que le exige al excorredor la devolución de más de doce
millones de dólares en bonos que le pagó por los siete títulos del Tour
que ganó de (1999-2005). Al tejano le espera una de las más duras
etapas de su vida.
«Pedimos al señor Armstrong que devolviera el dinero, pero no contestó y sus representantes han dicho públicamente que no lo van a hacer»,
explicó Jeffrey Tillotson, abogado de la compañía de seguros. SCA exige
a Armstrong 7,5 millones dólares por primas (unos 5,78 millones de
euros), así como 5 millones de dólares (cerca de 3,85 millones de
euros) por daños, perjuicios y costos legales, según asegura la firma.
No es de la misma opinión el abogado de Lance Armstrong.
Para Mark Fabiani, la asegurado no tiene ningún derecho a reclamar el
dinero porque en el 2006 se acordó en un documento que «ninguna de las partes podrá recusar, apelar o intentar la anulación del laudo arbitral»,
y añade con contundencia que «está muy claro, como la luz del día, que
la compañía de seguros tiene cero derecho a reabrir el asunto».
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